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¿Qué le pasa a los hombres?

Actualizado: hace 6 días

Una mirada honesta a su ausencia en el mundo del tango

En muchas milongas, prácticas y clases de tango alrededor del mundo, una escena se repite: una fila de seguidoras esperando su turno para bailar, mientras del lado de los líderes, sobran espacios vacíos. ¿Qué le pasa a los hombres? ¿Por qué son tan pocos los que se animan a bailar tango?


Una ausencia que se nota… y se sufre

El tango necesita de dos roles para existir. Y aunque en los últimos años se ha flexibilizado quién toma cada rol, la realidad es que en la mayoría de los espacios todavía se espera que los hombres lideren y las mujeres sigan. Esa tradición —rica, poderosa y profundamente simbólica— se ve cada vez más desbalanceada.

Muchas mujeres entran al mundo del tango con ilusión, solo para descubrir que bailar no depende únicamente de su entusiasmo: también necesitan pareja. Y los líderes escasean.


¿Por qué no hay más hombres?

Hay muchas posibles razones:

  • A muchos les cuesta mostrarse vulnerables o sensibles en un espacio de expresión corporal.

  • En algunos contextos sociales, aún se asocia el baile con lo “femenino”.

  • Les intimida el proceso de aprendizaje, especialmente si empiezan de adultos.

  • Otros simplemente no conocen el tango o no han sido invitados personalmente a probarlo.


Los pocos que hay… ¡cotizadísimos!

Y entonces sucede algo curioso: los hombres que sí bailan tango suelen estar “sobre demandados”. En clases, prácticas y festivales, reciben múltiples invitaciones a bailar. En algunos casos, esto fortalece su confianza y los motiva a seguir. En otros, se genera una especie de “élite” masculina, difícil de alcanzar para los nuevos.


¿Cómo revertimos esta tendencia?

Desde nuestro lugar en Tango Brigante, creemos que el cambio empieza por:

  • Invitar a más hombres al mundo del tango con mensajes accesibles, no elitistas.

  • Crear espacios de iniciación que no sean intimidantes.

  • Romper estereotipos: el tango también es fuerza, conexión, presencia.

  • Fomentar que mujeres, hombres y personas de todo tipo experimenten ambos roles.


Una invitación abierta

El tango argentino es mucho más que una danza: es un abrazo, una conversación sin palabras, un puente entre personas. Y para que ese puente exista, necesitamos de todos.

Si eres hombre y estás leyendo esto: animate. No se trata de “saber bailar”, sino de estar presente. Nadie nace sabiendo. Pero todos, absolutamente todos, podemos aprender a abrazar.


 
 
 

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